miércoles, 6 de noviembre de 2013

Conociendo Asturias: PLAYA DE PENDUELES.


Otra maravilla de las que tenia apuntada en la agenda para mi viaje a Asturias. Un lugar que sin duda no defraudó, a pesar de que el amanecer amenazaba con un cielo raso y la marea estaba muy alta al llegar a la playa. 
Este lugar no es que tenga el mejor acceso del mundo, y menos a oscuras. Tras dejar el coche en la parte alta del acantilado y llegar a la playa ayudado de la linterna, me encuentro que en su tramo final se había producido recientemente un corrimiento de tierras, y que si bien no impedía el acceso a la playa lo complicaba un poco.




Tras sortear este primer obstáculo me encontré con otro que tenia peor solución. Un cielo completamente raso hacia presagiar un amanecer sin nubes y con escaso color en el cielo. A pesar de que aquello no pintaba nada bien, preparé todos los bártulos y me dispuse a jugar con la silueta de la peculiar roca que corona esta playa.




Con el nombre de islote de los Picones, esta pirámide de roca está unida en las bajamares por un tómbolo a la playa. Compuesta principalmente de rocas y cantos rodados, no la hacen muy aconsejable para el baño.
Esta playa se encuentra abierta al mar, eso es sinónimo de fuerte corrientes y oleaje, a pesar de esto aquella mañana el estado del mar era tranquilo y eso hacia que me pudiera adentrar algo en el agua. Eso no quiere decir que de vez en cuando no me llevara algún salpicón que entraba dentro de las botas de agua debido al rebote del agua en las rocas próximas.




A medida que amanecía el cielo parecía empezar a cubrirse de nubes. Acertar en estos momentos de luz tan cambiares a realizar imágenes como la de arriba que tiene 3 minutos de exposición no es tarea fácil. Hay que calcular el tiempo a ojo mientras se va sacando el filtro con el que restamos luz al cielo. Aunque ver la imagen acabada en la pantalla de la cámara es una sensación que compensa con creces los intentos fallidos que podamos tener para conseguirla.




Con el sol apunto de asomar por el horizonte, el contraluz que estaba apunto de suceder me obligó a utilizar una cartulina negra para ir haciendo tapados en la parte superior derecha de la imagen. Si quería que la cámara cogiese la suficiente luz en el primer plano, era la única opción que tenia para no quemar las luces del cielo.
Las nubes que se fueron formando, junto con la presencia del islote de los Picones como fondo hicieron el resto en aquella sesión.
Sin duda uno de esos días que el madrugón no es en balde.