viernes, 16 de marzo de 2012

Testigos del pasado

La entrada que hoy os presento de fotografía nocturna se aleja un poco de lo que mas acostumbro a hacer.
Es una disciplina que siempre me ha apasionado pero que por falta de tiempo para buscar localizaciones no he realizado con tanta asiduidad como me gustaría.

El pasado agosto y aprovechando mi estancia por tierras zamoranas, me anime junto con otro compañero de afición para acercarnos a probar suerte con un palomar en ruinas que vi desde el coche de camino al pueblo.
Llegamos todavía con bastante luz, tras determinar el encuadre y la iluminación que íbamos a aplicar solo quedaba esperar a que cayera la noche.






En esta primera toma la luna todavía no había salido y puede apreciarse la vía láctea, gracias en parte a la limpieza del cielo en estas zonas rurales al no haber mucha contaminación lumínica.
Para iluminar la escena se utilizo una linterna cálida para el suelo y para el palomar, mientras en el interior bastaron unos golpes de flash con gel rojo. Se ajusto una temperatura de color fría de 3500º K para realzar el azul del cielo y transformar la luz amarilla de la linterna en luz blanca.






Otra toma con parecidos parámetros, en este caso con la luna ya fuera iluminando el palomar desde la izquierda se busco darle algo de luz desde la parte derecha con la ayuda de la linterna. Todavía se puede apreciar algo la vía láctea sobre el motivo. 









Con la luna cada vez mas alta en el firmamento y aportando cada vez mas luz, decidimos incluirla en el encuadre. Había que darse prisa ya que sin llegar a estar llena teníamos poco tiempo para iluminar la escena antes de que su forma redondeada se perdiera debido a la larga exposición.
Cerré el diafragma a F5.6 para darle una ligera forma estrellada a la luna y subí el ISO a 400 para dejar el tiempo de exposición en 2 minutos, suficiente para dar unas pasadas con la linterna desde la parte derecha mientras el compañero daba unos golpes de flash desde el interior hacia fuera. 

Las llanuras cerealistas tan características de esta zona de castilla están plagadas de estas construcciones que tenían como finalidad, todavía hoy la tienen, la cría de pichones.
Es una pena que la mayoría de estas construcciones esten olvidadas y en estado avanzado de ruina. Pese a que en el pasado eran parte importante de la economía familiar, perteneciendo a las familias más pudientes, hoy en día solo unas pocas están restauradas y se siguen utilizando, quedando el resto como meros testigos del pasado rural de los habitantes de estas tierras.



viernes, 9 de marzo de 2012

Merece la pena?

Con esta entrada me gustaría exponer una cuestión que seguro nos ha pasado en más de uno en alguna ocasión, y es que para fotografiar el paisaje hay que tener infinidad de variantes en cuenta; hora, estado del cielo, estación del año, climatología, mareas... por no hablar de poder recorrer el terreno previamente y conocer el lugar con anterioridad que en ocasiones se hacen imprescindibles.
En esta entrada os muestro una imagen de mi salida a la playa de Aritzatxu situada en la localidad costera de Bermeo. En ella se puede observar la única imagen que conseguí del momento de luz que me ofreció aquel amanecer.
En ocasiones como estas son en las que te preguntas si ha merecido la pena haber madrugado y conducido hasta la localización para llevarte una o dos fotos decentes en la tarjeta, incluso veces en las que uno no lleva nada para casa más que el madrugón.
En mi caso la respuesta es un rotundo si, solamente el disfrutar de momentos como este junto al mar, sintiendo la brisa y olisqueando el salitre son para mi una recompensa.


miércoles, 7 de marzo de 2012

Atxabiribil dawn

Esta serie de fotografías que os presento hoy están realizadas en un frío amanecer de Noviembre en la playa de Atxabiribil (Sopelana).

Como de costumbre llegué con bastante tiempo de antelación y tuve que esperar en el coche a que bajara un poco la marea y quedase de esta forma al descubierto la peña que se encuentra en la mitad de esta playa.



Tras plantar el trípode bien hundido en la arena debido al fuerte oleaje comencé la sesión. Apenas había luz, y las primeras fotos las tuve que realizar a ISO 800 para que la luna no se deformara en el cielo. Utilicé un balance de blancos cálido para realzar los tonos pastel del amanecer que ya se intuía en el cielo.






A medida que amanecía y bajaba la marea, quedaban al descubierto mas rocas que permitían jugar con ellas y distribuirlas en el encuadre. Para realizar esta toma me ayude de la estela de espuma de una de las olas que se retiraba buscando dar junto con las nubes mas dinamismo a la imagen.






La luz cambiaba rápidamente y había que estar buscando constantemente los valores correctos de exposición para clavar el histograma. Cada vez estaba mas nublado y el mar golpeaba mi trípode con mas fuerza.
Os aseguro que para realizar estas tomas el trípode estaba unos 40cm clavado en la arena (para los que dicen que prefieren un trípode que pese poco), no es el primer trípode que veo morir haciendo este tipo de fotografías en la playa. Sin duda la fotografía litoral es la peor pesadilla para cualquier trípode, os lo digo por experiencia.







Con el cielo ya completamente nublado, recurrí a las largas exposiciones que tanto me gusta realizar cada vez que tengo ocasión. Estas 2 fotografías están realizadas una detrás de otra, tan solo separadas por el tiempo que tardé en colocar el filtro de densidad neutra. Podéis ver como con esta técnica el resultado cambia dramáticamente. La primera de ellas tiene 2 segundos de exposición y la segunda tiene 110.
La dominante magenta de la segunda se debe a la combinación de filtros, ya que también use el degradado inverso de 3 pasos para el cielo.






Nuevamente haciendo trabajar al trípode y antes de despedir la sesión, quise realizar esta ultima foto desde donde se observa la entrada al puerto de Bilbao y la parte mas oriental de Cantabria al fondo.
Por supuesto después de una sesión de este tipo, me tocó lavar bien el trípode en la fuente que se encuentra en el aparcamiento y desmontarlo y engrasarlo una vez llegado a casa . Solo de esta forma se puede sacar toda la arena y quitar bien todo el salitre.
Hecho todo esto guardadito en el armario hasta la próxima salida, pero eso ya será otra historia.